miércoles, 16 de marzo de 2011

Muñequitos

La semana pasada hubo un terremoto en Japón, uno de los más devastadores de la historia... más que por el sismo en sí, por las consecuencias del mismo. Todos sabíamos que Japón estaba preparada para una contingencia similar, y de hecho el recuento de víctimas del terremoto en un principio parecía normal a pesar de la fuerza del mismo 8,9 en la famosa escala de Richter. Pero el apocalipsis aún estaba por llegar tras el terremoto originado en el mar, llegó un maremoto que se tragó ciudades enteras. Y a consecuencia del temblor varias centrales nucleares comenzaron a tener problemas, una de ellas en especial amenaza ahora con desencadenar una tragedia de proporciones inconmensurables.

La población en general tiene miedo... no solo en Japón, sino en muchísimas partes del mundo dependiendo del grado de aprensión etc. Pero somos muñequitos programados con una misión en este parque de juguetes y tenemos que levantarnos y realizarla un día tras otro. Entiendanme, no me refiero a que habría que hacer acopio de cobardía y esconderse cada uno en el último rincón que encuentre. Simplemente reflexiono sobre la vida del ser humano. Esta mañana mientras iba al trabajo y en la radio se daban las últimas noticias sobre la catástrofe... veía al pasar a la gente camino de sus trabajos, o de la compra, andando como cada día... una chica sentada al ordenador en una autoescuela, un camarero limpiando una mesa que unos clientes acaban de dejar libre. la crisis golpeando negocio tras negocio. La vida sigue y seguirá siempre, aunque mañana nosotros ya no estemos, aunque reviente todo y el temido 2012 sea en realidad el último... no lo será, por que la vida continuará, más allá de nosotros, más allá de la raza humana o de nuestro planeta.

Al salir del trabajo mientras esperaba el autobús, vi pasar un coche, un todoterreno de estos que esta de moda usar en ciudad... conforme se alejaba me recordaba un cochecito de juguete, tan pequeño y frágil con un ser humano dentro, ajeno a aquello que no sean sus problemas...
Soy lo suficientemente vieja como para acordarme al ver eso de un programa infantil que adoraba tiempo ha, los Fragguels. Probablemente no mucha gente lo recuerde, pero hoy la humanidad me ha recordado eso Fragguels o Curris afanados en su labor, construyendo, destruyendo, comiendo, devorando, amando, asesinando... al mismo tiempo que mil y una catástrofes dan una nota de pimienta a este planeta que nos hemos empeñado en cargarnos.

La naturaleza, dios, el karma, la vida siempre tienen la última palabra.

1 comentario:

  1. Yo me quedé con la lección de entereza y sentido de la lucha que nos dio la población japonesa. Hace un año ya, y no se les ha oido una queja, no se les ha visto una lágrima, no se les ha oido vanagloriarse del esfuerzo.
    Quiero pensar que tanta desgracia y destrucción ha servido para que muchos aprendamos de ellos.

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