sábado, 24 de marzo de 2012

Navío

Navegar alrededor de la costa, esperando que amaine el vendaval, circunvalar el estrecho buscando vientos propicios. Naufragar una y otra vez en tus costas, besando tus dunas cada vez que creo arribar a tierra, tu arena se derrama entre mis dedos los mismos que acariciaban tus labios hace un segundo, eterno segundo que me separa un mundo de ti.
Y vuelves a alejarte en lontananza, y vuelvo a perder de vista tu silueta, el caudal del torrente que se derramaba en mi presencia  ya no resuena en mis oídos, te alejas y mis labios tienen sed de tu piel, mi pecho es huérfano del tuyo. ¿Porque esta condena? ¿Acaso no es suficiente con haber entregado mi corazón, con verme arribar a tus costas una y otra vez, aunque tus mareas y tus corrientes me alejen de nuevo?

Isla donde calmé mi sed, lago donde mi cansada vista se relajó de tantos años de pesadilla, torrente fluido que acariciaba mis muslos, caminos que cruzaban tu vientre y rodeaban mis caderas. ¿Dónde estás? Desapareces de nuevo en el horizonte, te envuelves en olas despiadadas, te desvaneces entre nieblas y sonríes mientras de nuevo dejas perdido, sin rumbo mi navío.