martes, 3 de enero de 2012

Cristalinos desiertos

¿Cómo escribir sin decir nada? Te sientas frente al teclado, mientras por tu mente pasan imágenes vividas y dolorosas. A veces pienso que soy de otro planeta, creo que lo he dicho muchas veces. Me duelen cosas que a los demás le traen sin cuidado, me dan igual cosas que a los demás les duele en el alma. Quizás no es otra galaxia mi lugar de origen, sino que nací con un genoma equivocado. La corriente que une mares y océanos, no los une en realidad, sino que juega con ellos caprichosa y los lleva de un lado a otro a su antojo.  Desconozco si esto es un término exacto de geografía,  aunque en el colegio me apasionaba dicha ciencia hace tiempo que mi camino me ha alejado de las inquietudes sobre estos temas. Tantas veces pensando en porque esto o aquello no es como sería bueno que fuera, que no me doy cuenta que las cosas son y fueron antes de que yo me diera cuenta de que el mundo existía más allá de mi.
Un seno… un seno mirado desde el ángulo correcto semejaría una duna en un cálido e infinito desierto, a veces te imagino observando dunas de muy diversos calibres, sopesando cuanto tardarás en escalar todas y cada una de ellas, hasta hacerte dueño de cada cima. Coronando con tus besos y clavando la bandera distintiva de tu deseo en sus suaves aunque desafiantes cumbres. Aun así has de tener cuidado, pues la noche en el desierto es fría y aunque a veces es esquiva, siempre termina por llegar y rodearte con su gélido abrazo.
Los viajeros del tiempo como tu saben mejor que nadie como es el mundo, conocen todas y cada una de sus cicatrices, como si hubieran sido sus causantes.  A veces me pregunto que extraño dios os creó, que magnificente criatura pensó que seres que absorbieran el alma y la vida serían necesarios.  Al menos también estamos nosotros para acompañaros en vuestra extraña misión, las criaturas como yo que absorbemos la luz y el calor y los convertimos en oscuridad y tristeza.
Ya te dije que el frío llegaría pronto, quizá lo he traído yo conmigo. Pero sé que tú no le tienes miedo, aunque siempre vayas buscando rincones más cálidos. Bajo esta luna oscura las dunas tienen otro aspecto, son más difíciles de escalar pues son como senos de plata de resbaladizas sirenas. Este es mi mundo, el frío, la oscuridad… las sirenas que susurran a mi oído deseos de mentira. Cada vez que vuelves agradezco tu visita, si no fuera por cada vez que intentas escalar mis dunas no sabría si existe vida dentro de mí. Es lo malo de ser desierto….

1 comentario:

  1. Sólo tienes que situarte en el lado de la duna que le permita avanzar, y no detenerse.
    Aferrarte a la negatividad de tu carácter te impedirá desarrollar todo lo positivo que hay en tí.
    No lo permitas, porque tienes posibilidades, y no hay excusa para no hacerlo.
    Un besín.

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